Oh lluvia. Oh generosa.
Me das tu mano y yo te sigo
ardiendo hasta temblar.
Las naves del amor
ya fueron derrotadas.
Un pez que llora
trae mensajes de mi padre.
Llora y leo que te vas
en medio de la gente
que atraviesa el río.
Recuerdo que mi padre
combatió en la guerra.
El monte empantanado
no es el nido de las almas.
Por eso padre me dejó a destiempo
y un árbol me adoptó:
El árbol de las aguas.
Oh lluvia. Oh generosa.
Silvia Rodríguez Ares
23/10/2016
(Oh, lluvia. Oh, generosa: versos del poeta Raúl González Tuñón)
Hermoso. La orfandad es un estado del alma muchas veces
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