ni danzas
para estar me quedan
dice ella
el niño en su regazo llora
con un ojo es fuente
con el otro es aire
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parir cuando las lobas
necesitan sangre
en el pelo seco
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los hijos van llevando flores
de mi casa hasta el jardín
donde una madre siembra
en almácigos de sol
y de hojalata
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doy vueltas sobre el eje de una voz
que tiene espinas
vértigo y azúcar
tropiezo en el hocico de mi perra gris
-lamento magullado
que no suelto-
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aunque ellos saben
que estoy vistiendo el alma
para un festín mayor
Silvia Rodríguez Ares
6/2/2016