Mi madre dice
que ahora soy la madre.
Dejó las cacerolas apiladas
y se fue a jugar.
Es un juego tonto,
pienso.
La cocina a oscuras
cacerolas sucias
la sangre con olor a lavandina
y el agua hirviente de mis ojos
sobre las manos.
Silvia Rodríguez Ares
31/12/2014