después de verte,
a las cinco,
muerdo unas semillas
y camino de regreso a casa
dos mil kilómetros de sed parecen pocos
en el juego
de las almas que se miran
me detengo y bajo al muelle:
hay un sol enorme
lavándose los ojos en el río
Silvia Rodríguez Ares
14/10/2015