Mi voz es clara.
Todos
pueden ver
lo que yo digo:
el agua que fecunda
la dulzura de las flores
el aire
que repite su canción
la hierba humedecida por la noche
que destila
su verdor de niña virgen
el cántaro
mis ojos
y la sed.
Las manos velarían esta escena.
La piel
que se enamora de palabras
en poemas transparentes
muestra
lo que soy.
Silvia Rodríguez Ares
24/1/2014