di, por el amor,
lo que no puede mirarse
ni una vez
sin convertirse en leño
la lluvia fina
mancha mis oídos con la luz de un tigre
que murió
de cinco flores en la lengua
pilagá
guadaña fresca en el maizal
de mi cabello
derramado y a tus pies
te abrazo
sale el sol
mis botas se desangran
ante tus ojos fríos
Silvia Rodríguez Ares
9/10/2015