I
tendidos sobre el hielo
aquí
los dos
con mi demonio
azul
vestido
de peluche
blanco y tu sonrisa
gris
en el más puro
resplandor
de los que alguna
vez
tuvimos alma
o corazones
de nocturna
eternidad
ante la flor
preñada
del presente
que con un golpe
diestro
de la luz
nos desintegra
-¿y si se rompe?
-mostrame qué
constelaciones
conocés,
dice el demonio
-ninguna,
dice él
-Osidius,
decís vos,
allí está Osidius
como un descenso
y una cruz
Osidius el Enfático
y antes
poco antes
de que todo
se descubra
resbalo
alegremente
en el dulzor de la tristeza
y me duermo
entre tus brazos
para siempre
II
¿qué haremos
con nosotros
esta noche
frente al cielo
que nos mira?
¿qué haremos
con el hambre del caníbal
hasta desaparecer?
no digo
cuando nada quede
en la puerta
negra
del olvido
mientras tanto
al buscarte en el espejo
de la casa derrumbada
con los niños
que esperamos
dentro
de la boca
sin morder
ni masticar
el alimento de las fieras:
esta carne
que nosotros
adoramos
Silvia Rodríguez Ares
14/3/2016
(sobre una escena de la película Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, de Michel Gondry, 2004)