I
En la soga de colgar
se agita la flor
blanca*
de tu camisa nueva
y ellas
ríen contra el viento
que las exalta
en máxima pureza.
Díficil es dormir de pronto
tan temprano
lo creo y lo sostengo
cuando las manos recuperan un botón
de la camisa blanca.
¿Y qué
de la primera flor hallada en tu memoria?
Apenas un estruendo
en la boca de un niño:
el agujero dentro de tu pecho.
II
Amplia camisa de los juegos
extendida en manantial de sangre.
Te abrazo y no me olvido
de volver.
Silvia Rodríguez Ares
4/6/2016
*versos del poeta Edgar
Bayley
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